lunes, 10 de febrero de 2014

Complemento del régimen.

Era una mañana refrescante de Septiembre, la cual llevábamos esperando mucho tiempo para poder hacer una de las rutas en bicicletas que tanto nos gustaban y que debido al calor, es una de las que no se pueden hacer durante el verano. Al amanecer este maravilloso día, no hizo falta mucho más que vernos todos en el desayuno para saber lo que íbamos a hacer hoy , ya que todos nos dimos cuenta de que era el momento de retomar nuestra ruta preferida. Aunque teníamos otros quehaceres, los modificamos para poder hacer la ruta, así que rápidamente nos organizamos, preparamos algo para comer al aire libre junto al lago y antes de que volviera el calor sofocante del mediodía cogimos las bicicletas y comenzamos a pedalear y a recordar los buenos momentos que hemos pasada en este paseo.

lunes, 3 de febrero de 2014

Oraciones impersonales.


Fue esa mañana de invierno cuando sucedió todo. Llegaba tarde al trabajo y como llovió toda la noche, decidí coger el paraguas. Desde mi ventana veía la gente pasar. Algunas corrían, otras no, ya que llevaban paraguas. También veía como algunas se paraban a esperar que se calmase la lluvia. Había muy poca gente en la calle, y ¿para qué iban a salir? Solo me aburría en la oficina. Me llevé horas observando a la gente pasar. Hasta llegué a la conclusión que a solo seis metros de altura varía bastante la perspectiva. Llovía y Llovía. Aunque de vez en cuando paraba de llover. Solo recuerdo ver pasar un coche. El que más tarde me pasaría por encima. Era una furgoneta blanca, parecía llevar bastante prisa. Por fin acabó mi jornada laboral. Salí a toda prisa de allí, olvidándome el paraguas en la oficina. No me di cuenta de ello hasta que empezó a llover de nuevo. Entonces comencé a correr a toda prisa. Cuando fui a cruzar la calle, alguien me gritó ¡cuidado!. Pero fue demasiado tarde. Aquella furgoneta me arrastró unos cuantos de metros sin poder hacer nada. Pero por suerte sigo viva.